martes, 15 de enero de 2019

Amor de quita y pon



No alcanzo a comprender el cometido de una película como THE LOVERS, o al menos no le veo la gracia como comedia ni atisbo la supuesta amargura de su trasfondo, tan escurridizo como su guion, que va haciendo aguas a medida que avanza esta insulsa "dramedia" acerca de un matrimonio de mediana edad en plena crisis. Esto lo han hecho mejor muchos otros directores (y ni pienso rozar a Bergman, por dios), o al menos lo han hecho más valientemente, que es lo menos que se pide cuando de retratar las cenizas del amor se trata. Y es curioso, porque hay una inquietante analogía escondida tras lo que se nos vende, que es el típico film de enredos desde que conocemos que ambos tienen un amante, pero ninguno se decide a dar el paso de dejar al otro, y entre medias, de manera totalmente absurda, redescubren la pasión perdida. Yo lo que veo es a un par de cómodos mentirosos, instalados en su burguesa y cómoda mediocridad, y jugando a gastar ese penúltimo cartucho en la recámara. Nada de malo si el director y guionista se decidiera él mismo a dar un paso adelante y voltear una trama que cada vez es más intrascendente y previsible. A Debra Winger se la ve perdida, y Tracy Letts hace lo que puede por insuflar algo de veracidad a unas escenas francamente desvaídas. Mención aparte para la horripilante música de Mandy Hoffman, y no tanto por la música en sí, sino porque ésta suena tanto y tan a destiempo que termina por ser un incordio.
Si se la pueden ahorrar, háganlo.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!