El cine de Johnnie To siempre ha sido difícil de detectar, moviéndose con insolencia entre la constancia de las grietas existentes en el cine de género, por donde ha sido capaz de introducir elementos aparentemente inauditos, cuando no directamente antagonistas. En Sitges se pudo ver THROW DOWN, de 2004, una película que ha permanecido en un ostracismo tal que ni siquiera los seguidores del director hongkonés la citaban en importancia. Su argumento podría entrar dentro de lo original, lo insólito o incluso lo descabellado, y quizá le sean imprescindibles un par de visionados para entender su trasfondo. Cuenta la historia de un antiguo campeón de Judo que, retirado, trabaja en un club nocturno, donde intenta olvidar su pasado en interminables noches de alcohol. Hasta allí llegan una joven aspirante a cantante y un saxofonista que en realidad es un admirador suyo, que intentará convencerlo para tomarlo como maestro. Lo lógico sería pensar en un film más de artes marciales, pero To le da un aire decadente y onírico en torno al club, por donde pasan amigos y rivales de este antihéroe, incapaz de retomar las riendas de su vida. Una película inclasificable y amarga, pero también poseedora de un extraño sentido del humor, y cuya recuperación ha sido un pequeño impacto, además de una saludable noticia acerca de la labor emprendida por según qué festivales.
Saludos.
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