martes, 7 de enero de 2014

Robert Siodmak: Tiempo y esfuerzo #14



En CRY OF THE CITY (insulsamente renombrada aquí como UNA VIDA MARCADA), Robert Siodmak retoma sus personajes atormentados, siempre en busca de una salida que parece no llegar nunca y con su particular figura justiciera pisándole los talones y, lo que es peor, recordándoles que moralmente siempre estarán un peldaño por debajo. La historia nos cuenta cómo un delincuente es tiroteado en Little Italy y los médicos logran salvarlo milagrosamente, aunque la intención del Teniente Candella no es otra que tirar de la lengua de quien fue su amigo de la infancia y ahora han tomado caminos tan diferentes. Candella sabe que Martin Rome será ajusticiado por matar a un policía en dicho tiroteo, pero que antes debería hablar y contar quienes estaban realmente tras un oscuro robo de joyas. Con un ambiente típicamente pulp, con las oscuras calles neoyorquinas ocultando siniestros y enrevesados intereses, Siodmak consigue una historia sin muchos alardes pero con un latido constante; una demostración de dominio narrativo apoyado esta vez en dos actores masculinos, el pétreo Victor Mature, defensor de la ley hasta sus últimas consecuencias, y aquel gran y olvidado actor que fue Richard Conte, posiblemente el más directo predecesor de luminarias como Robert de Niro o Al Pacino, y que terminó su carrera en Italia, víctima del exploitation, y cuyo estigma de "actor de películas de gangsters" siempre le acompañaría. Como verdaderos secundarios de lujo, toda una pléyade magníficamente distribuida y aprovechada con apariciones que nunca son gratuitas. Sólo mencionar a Fred Clark, Shelley Winters, Berry Kroeger, la gigantesca Hope Emerson o una muy incipiente Debra Paget, mucho antes de descubrir su lado más salvaje. No es de lo mejor del Siodmak que disfrutaba de su mejor época, pero es una película que se sigue viendo con gran placer para cualquier cinéfilo amante del cine negro de calidad.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!