miércoles, 1 de enero de 2014

La biblia del ateo



Este asqueroso 2013, en sus últimos coletazos, se llevó por delante a uno de los mejores y más originales músicos de este país. Moría Germán Coppini y yo tenía que dedicarle algo aquí; y como Golpes Bajos fue un grupo inclasificable y un paso por delante de lo que por entonces se llamaba "moderno", no se me ha ocurrido nada mejor que uno de los films que con más elocuencia podría maridar con la elegante irreverencia del combo gallego. En LA VOIE LACTÉE, Luis Buñuel se desquitó a gusto no ya con la arrogante y castradora cultura eclesiástica española, sino con cualquier ámbito, por pequeño que pareciese, relativo a la iglesia católica y el poder que lleva ejerciendo durante dos milenios sobre cualquier intento de libertad humana (esto es: negando toda posibilidad divina). Como tratado surrealista, Buñuel logró algo muy difícil, como es burlarse sin arrogancia y exponer sin mácula o acertijo (los créditos finales así lo atestiguan) lo que la Iglesia, a fuerza de no cuestionarlo, empasta fuera de todo debate. Luego, como divertimento (y es un film muy divertido) nos deja una imposible pareja de peregrinos cuyo objetivo no es hacer el Camino de Santiago, sino abandonarse a placeres carnales como bondad última. Asimismo, la miríada de personajes célebres (Sade, el Diablo, un Papa ajusticiado...) divagan ante la asombrada mirada de los dos caminantes, que cada vez tienen más clara la no existencia de Dios, pero que saben que la única forma de evitar los padecimientos consiste en mentir y pasar por creyente. Buñuel no daba por hecho, simplemente exponía al sujeto que sí da por hecho, a la espera de inevitables contradicciones. Lo que es escandaloso no es negar a Dios, sino jactarnos de que le conocemos en persona. Imprescindible.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!