viernes, 19 de marzo de 2010

Recuérdamelo mañana

Les juro que no pretendo perpetrar un silogismo chirriante, pero debo confesar que ETERNAL SUNSHINE OF THE SPOTLESS MIND la tenía flotando en el limbo de lo ignoto, perdida entre la ofuscación de aquella de John Malkovich y la magnífica impresión que me produjo BE KIND REWIND. El caso es que siempre he tendido a confundir y refundar los trabajos de Charlie Kaufman, entroncarlos con los de Michel Gondry o Spike Jonze; la alegre pandilla, vamos. Tenía entendido también que ésta, de la que hablaremos hoy, era la más reputada, casi como un punto de inflexión menos surrealista y más lírica... ¿Es así? A ver, porque yo, que nunca veo casualidades en esto del cine, me resisto a pensar que el pazguato de Jim Carrey, de golpe y porrazo, se convierta en un actorazo sólo por mostrarse inexpresivo. Sí, me molesta sobremanera este señor, del que no puedo desprender su condición de trade mark humano, aunque a Kate Winslet le tiñan el pelo y la pongan (precisamente) a hacer de Carrey ¿?, aunque Kaufman siempre tenga el punto de fuga hasta en los momentos más calmados (léase un simple diálogo), o aunque el elemento excéntrico, en este caso, ya roce lo tremendista. De acuerdo, el que no tiene imaginación soy yo, y el que perdió su lado infantil soy yo, pero no sabía dónde meterme con lo de la maquinita esa que te borra los recuerdos...; y la subtrama (la manía de Kaufman de embrollarlo todo, más bien) final con Tom Wilkinson, Mark Ruffalo y compañía. Y todo por la progresiva desnaturalización de una historia que es de lo más simple, que se ha contado mil veces, pero que forzosamente se nos vende como novedosa; me pasó igual con la insoportable 21 GRAMOS o la terrible EVENING... ¿Por qué esta última tendencia a comenzar con buen ritmo, con ánimo de contar cosas y acabar por meterlo todo en la batidora y mixturizarlo para que no se noten las carencias de guión? Porque, como digo, el comienzo es prometedor, pero al cabo de una hora me importa un pepino la dichosa maquinita y la histérica de la Winslet, y me pregunto cómo es posible que Jim Carrey no mueva un solo músculo facial entre tanto desbarajuste. No, no le veo la gracia, a lo mejor si me olvido de que la he visto otra vez...
Saludos para los que están ahí fuera.

1 comentario:

Kinezoe dijo...

Casualmente la vi hace un par de semanas y no me disgustó. Eso sí, hay que ser bueno y concederle unas cuantas licencias...

Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!