martes, 30 de marzo de 2010

No intente ajustar su televisor...

A partir de la década de los cincuenta, los yanquis demostraron su imparable gusto por las conspiranoias de todo tipo; el caché lo ponían las historias ingeniosas, llenas de recovecos y en la que el espectador se entregaba absolutamente consciente de que lo importante era salir de manera opuesta a como se entraba en la sala.
Martin Scorsese puede permitirse el lujo de fantasear, tramposear y manipular al tan pagado de sí mismo espectador del siglo XXI, que se jacta de no sorprenderse ya por casi nada. Se lo puede permitir porque Scorsese es un viejo zorro que seguro que lo ha pasado pipa en el rodaje de SHUTTER ISLAND, puede que su única mirada (al menos altamente reconocible) al cine de suspense clásico, porque CAPE FEAR no le pertenecía en absoluto. En esta nueva entrega de su frenética e imparable actividad, Scorsese ni deslumbra ni sorprende ni defrauda ni aburre ni deja nada al azar, todo en uno. En SHUTTER ISLAND encontramos varios frentes abiertos que suman tanto como restan. Por ejemplo, la historia fluctúa desde el thriller de tintes góticos, con sus marcadas características, hasta un psicologismo del que tío Marty no siempre sale bien parado. Los actores están correctos aunque algo irregulares, incluso reconociendo que los registros son preocupantemente lineales, salvando quizá a Ben Kingsley, que nunca se muestra excesivo en un papel que lo es, o a Emily Mortimer, incomprensiblemente desaprovechada en una mínima pero terrorífica aparición. Mención aparte merecen tanto la estupenda fotografía de Robert Richardson, en la que Scorsese se recrea una y otra vez, remarcando que la isla tiene entidad propia, así como la música, el gran punto fuerte del film, que se encuentra trufado de inusuales composiciones de Ligeti, Penderecki, Cage o Richter, entre otros. Una extraña banda sonora que le acerca a los experimentos de Kubrick y que cierra este irregular film con un emocionante tema interpretado por la gran Dinah Washington.
Resumiendo, ni es de lo mejor del año ni de su autor, pero merece la pena ser vista sólo para comprobar la interesante deriva que el cine de Scorsese, lejos de estancarse, está tomando.
Saludos encerrados.

3 comentarios:

José Angel dijo...

Estoy muy de acuerdo contigo en que sin ser lo mejor del año tampoco se siente uno decepcionado. Y la banda sonora es de lo mejor: esa mezcla 'estilo Kúbric' es una apuesta importante de Scorsese: la música clásica contemporánea está presente entre nosotros gracias al cine.
Saludos.

Kinezoe dijo...

Tú lo has dicho: ni deslumbra ni sorprende. Nos estamos acostumbrando a que los "grandes" de nuestros días deslumbren ya más bien poco...

La banda sonora es buena, aunque en algunas escenas, como la de la llegada al psiquiátrico penitenciario, se me antoja pelín rimbombante, demasiado enfática. En el momento de verla está bien pero luego dices: ¿era necesario tal pomposidad?

Saludos.

dvd dijo...

La verdad es que me ha fascinado la música, pese a no ser original; me voy a hacer con ella pero ya...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!