Hay muy poco que reseñar sobre FERRARI, el supuesto biopic de Michael Mann sobre el mítico constructor, ni como documento histórico ni como el ejercicio de estilo que cabría esperar en un director que, al menos, puede ofrecer ese magma fílmico tan característico. Es una película aburrida, mal montada, desganada en los diálogos e incluso poco dada a la mitificación, que a priori parece la única vía para abordar un personaje tan enigmático y controvertido como el de Enzo Ferrari. Adam Driver hace lo que puede por no inventarse un personaje que no le pertenece, Penélope Cruz vuelve a tirar del catálogo "magnaniano", y el film discurre entre la soberbia puesta en escena de unos vehículos tan bellos como mortíferos, las pecuniarias tribulaciones de una empresa que se ahoga entre sus artículos de lujo, y la braguetil vida amorosa de este señor, que aparte de fabricar coches de carreras es más bien grisáceo y hasta antipático. Un resbalón no obstante esperable, por cuanto Mann siempre ha sido mejor director cuando menos ha contado, y ya no digo si encima pretende ser veraz y fidedigno, porque ahí se convierte en un cineasta abocado a una pedantería insufrible. FERRARI está entre lo peorcito suyo, y no tengo más que añadir.
Saludos.
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