Es público, notorio y aceptado el batacazo de muchos grandes directores al entregarse directamente al panfleto en tiempos de guerra. El más prolífico lo fue en la WWII, donde los grandes estudios trabajaban a toda máquina para un doble empeño: mantener la moral alta de las tropas al tiempo que daba la versión más interesante (e interesada) a un público ávido de hazañas bélicas. El tropezón de Raoul Walsh fue DESPERATE JOURNEY, incomprensible film que seguía a un grupo de soldados, encargados de una misión casi suicida: adentrarse en el mismo corazón de Alemania para bombardear Berlín. Teniendo en cuenta que estamos en manos de un gran narrador como Walsh, podríamos pensar que nos vamos a encontrar un film decente, de género, entretenido y ágil. El chasco llega inmediatamente, pues se adopta un tono cómico, casi bufonesco, caricaturizando el conflicto militar, y por supuesto a unos nazis que salen bastante mal parados. El único que mantiene el tipo es un Errol Flynn en un papel a su medida, a cuyo lado resopla aquella imitación de actor que siempre fue Ronald Reagan. Y les prevengo, en comparación, el delirio de Tarantino y sus "bastardos" me parece hasta henchido de solemnidad.
Uno de los títulos más prescindibles del Walsh que venía de firmar su etapa más gloriosa.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario