No sé si mezclar a Edward G. Robinson, Marlene Dietrich y una compañía reparadora de averías eléctricas es una buena idea, pero en esencia es el tronco sobre el que se sustentaba MANPOWER, nueva incursión de Raoul Walsh en el terreno de las pasiones desatadas en mitad de un entorno laboral de riesgo. En realidad parece una excusa para confrontar a Robinson y el siempre solvente George Raft, que son buenos compañeros hasta que se cruza ella, hija de un veterano de la compañía, y que acaba de salir de la cárcel por su mala cabeza. El film es bastante entretenido, pero necesita de un ejercicio de abstracción importante, primero para enclavar un puñado de escenas que bien podrían provenir del cine negro, pero que se topan con el marco "social" del guion firmado por Richard Macaulay y Jerry Wald, que le dan la apariencia de dos historias filmadas en paralelo. No es un título memorable, pero sí solvente, y Dietrich se esfuerza por ser una femme fatale más mundana que de costumbre, y a la que llegaremos a ver incluso preparando huevos fritos, después de guardarse un par de billetes en la liga mientras trabaja como señorita de compañía.
Se puede ver, si se es indulgente con los cables eléctricos...
Aquí se tituló con un elocuente ALTA TENSIÓN.
Saludos.
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