Agradable sorpresa la de BOSTON STRANGLER, nueva versión del clásico dirigido por Richard Fleischer en 1968, y de la que obtiene su hermetismo narrativo, que la convierte en un thriller frío y desasosegante. La gran diferencia radica en el protagonismo femenino, dos inusitadas reporteras espléndidamente interpretadas por Keira Knightley y Carrie Coon, que no sólo ilustran la dificultad para moverse en un mundo de hombres, sino también la elocuencia de ambas, intentando ir un paso por delante en un caso que se va tornando cada vez más extraño y complejo. Es aquí donde brilla el estupendo guion firmado por el propio Ruskin, que se alía con obras maestras como ZODIAC, en lugar de guarecerse en una burda revisión del original, ofreciendo una respuesta final tan ingeniosa como descorazonadora, y que desgraciadamente sigue tan vigente en nuestros días, demostrando que poco o nada ha cambiado en estos sesenta años.
Requiere paciencia e implicación, pero el esfuerzo merece la pena.
Saludos.
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