Como me suele pasar en este tipo de casos, me pongo a ver LUTHER: THE FALLEN SUN desconociendo absolutamente todo de la serie en la que está basada. Desconozco si esto es mejor o peor, pero sí me da pie a constatar algo que me parece sintomático. Es el tiempo en el que se conciben largometrajes a partir de las series, y no al revés, y esto conlleva una problemática en los tiempos. Este film podría ser un glorioso piloto, pero batalla con la obligación de abrir y cerrar la función, por mucho que el desenlace deje abierta la posibilidad de una continuación. Lo cierto es que el guion de Neil Cross apuesta fuerte, elaborando un ingenioso dispositivo que convierte al protagonista en culpable, y lo mete entre rejas, mientras el "malo" campa a sus anchas. El problema sobreviene por agotamiento, y el film se alarga innecesariamente, abandonando relativamente pronto la suspensión de la incredulidad e ingresando descaradamente en el terreno de los mamporros, más previsible, y por tanto más estándar (recordemos que, al fin y al cabo, estamos en Netflix). En el lado de los aciertos, Idris Elba es un valor seguro, y Andy Serkis compone un villano que funciona mientras se explota su lado retorcido, pero acaba como el resto, que es demasiado cerca del folletín, como lo oyen.
Es entretenida, pero también larga, y a ratos un poco ridícula.
Saludos.
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