viernes, 26 de mayo de 2023

Películas para desengancharse #104


 

Ustedes quizá me puedan resolver el puzzle. Un tipo apuesto, irresistible, pero que en realidad es un despistado paleontólogo, profesión improbable donde las haya. Una chica que le persigue, una loca del coño que diríamos hoy día, pero aunque no pegan ni con cola no van a despegarse ni un segundo. Un leopardo... ¿un leopardo?... Un leopardo. Un brontosaurio. Un perro que entierra el último hueso del brontosaurio. Una tía millonaria que se apellida Random. Y vestidos que se rasgan, caídas por terraplenes, un señor en salto de cama... La piedra angular de la comedia alocada, caótica, imprevisible, se tituló BRINGING UP BABY, y sigue siendo un prodigio de concisión, de dominio de los espacios en base a lo que dicta un guion tan simple que ofende lo maravillosamente bien que está construido. Un apunte: ahora lo sabemos, pero no deja de ser perverso que funcione como un metrónomo una pareja que en la vida real sería la más improbable que podamos imaginar. Todo ocurre a la velocidad del rayo, intercalando rápidos diálogos con la fisicidad del slapstick. Todo está construido en base a lo más complicado, que es el principio de destrucción. La metáfora, brillante, está en la última e inolvidable (todas lo son) escena: dos personas que no han parado de repelerse quedan unidas para siempre, mientras el minucioso trabajo de reconstrucción de un dinosaurio se derrumba...
No puede hacerse igual, apenas copiarse.
Obra maestra absoluta e intemporal...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!