Imaginen un puzzle, uno cuyas piezas encajen y además queden fijas por imantación. La idea es ingeniosa, resolutiva y eficaz, y seguro que queda bonito. Ahora imaginen un defecto de fábrica, o bien falta una pieza, o ha y una repetida... Algo así. TÁR viene a ser más o menos eso, un rompecabezas deslumbrante, rotundo y con vocación de resistir como "gran relato". Pero al guion de Todd Field le falta alguna pieza, o le sobra, y lo que nos encontramos es una disertación, cuya difusa alocución inicial pide paciencia y atención, concentrado todo en la epatante (y magnética también) interpretación de Cate Blanchett, que ejerce prácticamente de agujero negro, a cuyo lado es imposible brillar. TÁR es demasiado larga, a costa de difuminar un motivo principal enmascarándolo con otro que va cediendo a la película que creo que Field quería filmar en realidad, y que empezaría a partir de las dos horas. Demasiada exigencia, y demasiada complicidad que asumir. Sí, porque mi impresión es la de aceptar la maniobra, la filigrana de un director del que no puedo dudar de su brillantez (ahí está su intensa filmografía), pero se va abandonando el riesgo de unos diálogos rapidísimos, cortantes, para ir acanzando hacia otro modelo, más narrativo y llevadero, pero menos interesante. El final, y me cuesta horrores decirlo, es que no lo he podido entender, porque quiero desechar el contracampo de autoayuda barata para ricos aburridos.
Por momentos sublime y por momentos ridícula.
No me extraña que se haya ido de vacío de los oscar.
Saludos.
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