Es más que curiosa, incluso significativa, la deriva de una película como ALCARRÀS. Me refiero a lo difícil que sería seguirle el rastro por sus méritos concedidos, lo que no ocurre por los propios. Triunfadora absoluta en Berlín, la segunda película de Carla Simón es un notable ejercicio de realismo controlado, o naturalismo dramatizado, que mantiene todo lo bueno de aquella maravillosa VERANO 1993, pero se atreve a ir un paso más allá, fundamentalmente en una mayor coralidad, por mucho que ésta no sea ni mucho menos una película con protagonistas perfectamente definidos. ALCARRÀS fue seleccionada para representar a España en los oscar de este año, decisión que aún nos preguntamos de qué diablos fue fruto, y más aún tras asistir a su inaudito batacazo en los Goya, donde se fue de vacío con 11 nominaciones. A mí me da la impresión de que pocos "académicos" han entendido la naturaleza del mensaje de la barcelonesa, dotada de una especial sensibilidad para ofrecer la pulpa de sus personajes, sin necesidad de enfatizar sus actuaciones, que no por amateurs están menos delineadas. Es, sin duda, una hermosa película, y una rotunda película, que nos habla de dignidad sin falsos estereotipos, entendiendo que, pese a lo necesario de su mensaje, la vida es algo mucho más amplio como para relegarlo a tres momentos de tensión.
Absolutamente magnífica. Su escena final, para que me entiendan, contiene trazas de Ford, Rossellini o Becker. Palabras mayores.
Saludos.
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