En LA MATERNAL, Pilar Palomero nos sitúa en un extremo de difícil solución, una problemática que por desgracia sigue siendo frecuente, y que trasciende el mero drama social, para ubicarse en los límites incluso de la moral. Carla es una adolescente rebelde e inquieta, que vive con su madre soltera en un restaurante de carretera, y que empieza a cometer demasiados errores, como por ejemplo meterse en una casa ajena. Sin embargo, el gran problema de Carla llega al recibir la noticia de que está embarazada, por lo que se ve obligada a internar en un centro de madres menores. La directora solventa el crudo arranque a base de un naturalismo emocionante y nada forzado, con esta niña directamente enquistada en un mundo desconocido, pero donde desarrollará una camaradería muy especial con las otras internas. Son sus historias personales (algunas terroríficas) las que dotan de verdadera entidad a un film que luego se hace algo largo, priorizando la frustración de la protagonista y dejándonos con ganas de asistir a un desarrollo más coral, y por tanto enriquecedor. A destacar la interpretación de la jovencísima Carla Quílez, de fuerza arrolladora, y algunos momentos que rozan la congoja, con esas crías a las que se les acabó esa frase de "toda la vida por delante" demasiado pronto.
Saludos.
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