Me encuentro con una curiosidad en Netflix, una especie de cruce entre exorcismos, relato detectivesco, excusa lovecraftiana y monjes de costumbres chungas. Todo batido en una modesta aunque cuidada producción polaca, que atiende al título de OSTATNIA WIECZERZA (algo así como el agujero del infierno), que en apenas hora y media tiene mucha más chicha que la mayoría de similares, componentes ignotos de un fondo de catálogo inacabable. En resumen, tenemos un monasterio perdido que da un mal rollo tremendo, y allí llega Marek, con la intención de ingresar a la orden. Pero Marek en realidad es un policía infiltrado, que sólo así puede infiltrarse en el hermético claustro, con la intención de investigar la desaparición de varias mujeres. El film oscila entre el terror canónico y una sorna casi burlona, sometiendo a su cada vez más apabullado protagonista a una puesta a prueba de sus convicciones, hasta desembocar en un acto final que contiene un giro que me ha parecido fantástico, y que sería impensable en un film hollywoodense. Más que dar mucho miedo, se disfruta la atmósfera malsana, el no saber qué pasará en la siguiente escena, así como unos recursos visuales que no por modestos son menos efectivos.
A veces hasta Netflix acierta...
Saludos.
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