Fieles a la puntual cita sabatina con Hong Sang-soo, nos enfrentamos a DOMANGCHIN YEOJA (LA MUJER QUE HUÍA), estrenada en 2020, y que demuestra un par de cosas, como que el director coreano está más inspirado que nunca, y que también puede dar alguna lección sobre cómo seguir haciendo cine sin sobresaltos, incluso en mitad de una pandemia. Cada vez más depurado (no creo en eso del minimalismo), su acercamiento progresivo al alma femenina expone lo poco que sabemos los hombres de esa zona, inconcebible, inexpugnable y que tanto pavor nos causa. Ni siquiera se molesta en confrontar, le basta un fuera de campo sutil e insólito, como si de trazos impresionistas se tratara. Hombres caricaturizados por ellos mismos, infantilizados por ellos mismos, y culpando siempre a las mujeres de sus frustraciones, torpe y orgullosamente adquiridas. Ellas son protagonistas sin pretenderlo, en sus conversaciones sin reproches, a base de paladear buenos y escasos encuentros, con esa magnífica ayuda que siempre es la empatía, y con un férreo sentido de la lógica. Así escrito parece evidente, pero uno lo piensa y entonces lo comprende: la mujer sólo huye de lo que no comprende.
Fabulosa.
Saludos.
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