Y abundando en la cuestión de lo flamable, este deseo pirómano nos ha de llevar, indefectiblemente, a uno de esos títulos que llevan décadas jugando al gato y al ratón con nuestra memoria. SPONTANEOUS COMBUSTION fue la gran ida de olla de un señor que era capaz de encontrar oro moviéndose por el fango; o dicho de otra manera, la certificación de que a Tobe Hooper ya no le quedaba nada que decir. Nacida de una idea propia, lo cierto es que la película no arranca mal, con una extensa introducción en flashback que, sorteando su propia naturaleza cartoonesca, es un tímido alegato antinuclear. Luego, sitúense. Es 1990, las corbatas son terribles, las radios son fluorescentes y transparentes, y Brad Dourif era contratado para poner cara de psicópata (en realidad la suya) y arrastrar las frases como si su interlocutor fuera sordo. La chicha, por no extendernos mucho, habla de un descabellado experimento atómico, en el que participa un joven matrimonio por motivos económicos. Y algo más tarde, con el nacimiento de su hijo, algo extraño se desencadena, y es que todo el que se acerca demasiado al bebé termina ardiendo en forma de holocausto. Hooper intenta después sostener una hora entera en base a la trágica condición de este bebé, ya adulto, que poco a poco va descubriendo este terrible don. Podría haber salido algo mucho más interesante, incluso sin tomarse mucho en serio, pero entre el tono de opereta y unos efectos especiales antiguos incluso para los 90, el film tuvo una acogida ínfima, y fue cayendo en un olvido, si no merecido, bastante justificado. De hecho, y ya que han pasado tres décadas, y estamos en plena fiebre revisionista, no estaría mal que a alguien se le ocurriese una puesta al día que dignificara el legado de un director que, por otra parte, tantas y tan buenas páginas nos dejó...
Saludos.
2 comentarios:
La única película que yo sepa sobre casos de combustión espontánea, una de esas leyendas urbanas que las revistas de parapsicología pusieron de moda allá por los setenta y ochenta. Y sin la excusa de los experimentos nucleares.
Saludos.
No sé, yo no conozco otra. La de ayer era parecida, pero iba por otro lado. Habrá que preguntar a Íker Jiménez...
Un saludo.
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