Me he enterado recientemente de que Fatih Akin está inmerso en otro de los innumerables remakes que, de un tiempo a esta parte, componen el grueso de propuestas, a falta de ideas realmente originales. Concretamente, se trata de FIRESTARTER, que también valdría, asimismo, para engordar la larga lista de adaptaciones de Stephen King. La original, que tenía muy olvidada, era poco más que una discreta serie B, a mayor gloria de Drew Barrymore, que venía de deslumbrar con su aparición en E.T. Doble tentación, por tanto, como para desaprovechar la ocasión de zarandear un árbol de probabilidades. Sin embargo, teniéndolo todo de cara, el film es no ya corriente, sino directamente aturullado. No debe ser moco de pavo que te pongan delante una de las más intrincadas novelas de King, y un reparto más que notorio (por allí estaban nada menos que Martin Sheen y George C. Scott), para reducirlo todo a una sucesión de (ojo): primeros planos de la niña llorando esmorecía, efectos especiales tan deslumbrantes como un ninot en plena faena, y diálogos de cartilla Palau (estamos en 1984). Y redundo: ¿Queríais ochenterismo? ¿Lo disfrutáis desde la seguridad lejana de lo que se sabe que no va a volver? Pues estas cosas hacían taquilla y todo. Cumbre de la interpretación de la Barrymore, se ve que de aquí salió ligeramente trastocada...
Se intuye perentorio, fíjense en qué imprudencia caigo, el remake de Akin, que peor seguro que no lo hace.
Saludos.
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