Y es que no se me ocurre un modo más adecuado para denominar la inexplicable fiebre del found footage, cámara en mano mediante, con todas las implicaciones que ello conlleva, y que en mi opinión, la mayoría de las veces, es más un lastre que una herramienta de verosimilitud. Se pueden contar con los dedos de una mano las películas de este tipo que de verdad tienen una calidad suficiente para ser consideradas con un mínimo de respeto. El resto, normalmente, suele ser un revoltijo de tomaduras de pelo con ínfulas de nosequé, o, como el caso que nos ocupa, un trabajillo hecho por cuatro amiguetes, estudiantes de cine para más señas. THE GARLOCK INCIDENT, de 2012, proponía, de hecho, el viaje de unos estudiantes de cine a Hollywood, aunque nunca llegarían a su destino, tras los extraños hechos que les ocurrieron al parar en una zona apartada del desierto. Lo primero que pasa es que la furgoneta no arranca, se les hace de noche y deben pasarla en una destartalada casucha, que es lo único que hay por allí. Al otro día, la furgoneta ha desaparecido misteriosamente, evidentemente no tienen cobertura, y deciden caminar hasta dar con algún rastro de civilización. Sin embargo, una de ellos es mordida por una serpiente venenosa, y de nuevo deben quedarse en el mismo sitio, surgiendo multitud de disputas sobre qué han de hacer. Sin ser un absoluto desastre, la película es lo que es, un proyecto de fin de carrera, no del todo mal filmado (la portadora de la cámara, por ejemplo, es la cineasta Ana Lily Amirpour), pero que ofrece pocos ingredientes y sí muchos tópicos.
Curiosa y poco más.
Saludos.
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