Me acordé el otro día de THE GUEST, una película que pasó bastante desapercibida, y que mostraba la verdadera cara de Adam Wingard, toda vez se ha despojado del monstruoso caparazón, por ejemplo, de su última película. Es ésta una película curiosa, que parece más inteligente e inquietante en su planteamiento, pero que se va desinflando y adquiriendo otro cariz, el de la acción machirulesca y garrula, en pos de una estética, la ochentera, aquí más gratuita que nunca. La tentación es remitirnos a joyas como TEOREMA (probablemente una de las películas más copiadas de todos los tiempos), pero sería una imprudencia sumaria; porque THE GUEST se parece más a COMMANDO o COBRA, y hay que tener presente la referencia ochentera, que ha supuesto la tabla de salvación de multitud de guionistas en barbecho. Lo curioso aquí es lo poco que le importa a Wingard dar un giro ingenioso o incluso grotesco, optando por incluir cada obviedad que se le pase por la cabeza. Una familia llora la pérdida del hijo mayor, en las fuerzas especiales que combatieron en Afganistán; de repente, un extraño llega sin avisar y se presenta como compañero y estrecho amigo del desaparecido, lo que inmediatamente crea un aura de empatía a su alrededor. Lo que sigue es descabellado e insólito, si no es que lo hubiéramos visto tantas veces en tantas otras películas. Hay violencia gratuita, diálogos de primaria y una trama principal que se va volviendo más difícil, no ya de creer, sino directamente de aceptar. Y todo con otro score de sintetizadores, que culmina con la revisitación a los olvidados Xymox ¿Que por qué no es un desastre absoluto? Supongo que por lo indisimulado de su propuesta, ya que tiene muy claro lo que quiere contar, cómo lo quiere contar, y sobre todo a quién se lo va a contar, confiando en que serán los únicos que le den un sentido intrínseco. Y además, era una tentación no aprovechar el tirón de Maika Monroe...
Saludos.
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