Nos ha quedado una semana la mar de femenina (y si ha sido feminista lo habrá sido involuntariamente), por lo que no está de más clausurarla con un artefacto de esos que sobrevuelan impúdicamente cada domingo. Nombre normalizado del primer low-budget porn, Roberta Findlay comenzó a ponerse tras las cámaras junto a su marido, Michael, otro pope de lo ultracutre tirando a sórdido. Roberta enviudó, y quiso demostrar que era capaz de dirigir "cositas serias", con la mala fortuna (para nosotros) de llegar a conseguirlo. Así, y bajo el indisimulado seudónimo de Robert W. Norman, le dio por el terror psicológico "a lo Polanski", con el supuesto retrato de una mujer perturbada que se cepilla (de entrambas maneras) cualquier cosa que asome las narices por el bungalow playero por el que merodea, y que pertenece a su hermana, cuyo marido, psiquiatra, la está tratando de su indescifrable dolencia. Así contado, podría ser un thriller más o menos normal, pero A WOMAN'S TORMENT parece un encadenado de descartes de cualquier softporn de la época, con un montaje rozando lo dislatero y unas interpretaciones de papel de lija del duro. Era 1977, las mujeres iban ligeras de indumentaria y cascos, los caballeros le daban duro al scotch y las directoras (o periferias) tenían que tirar de nombre falso, hasta para filmar algo como esto...
Saludos.
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