En la exitosa línea de un formato que se creía desterrado, el de los seriales documentales de corte criminológico, parece haberse encontrado un filón que de momento no se ha desplomado. Uno de los últimos, auspiciado por Netflix, llega desde Argentina con el elocuente título de CARMEL: ¿QUIÉN MATÓ A MARÍA MARTA? Y nuevamente parece que la fórmula funciona, al universalizar un hecho acotado a un lugar concreto, hacer partícipes, de golpe y porrazo, a muchísima gente de diversos ámbitos y localizaciones, sin que éstos hubieran tenido noticia alguna, como es lógico por otra parte. El caso en sí no es tan apasionante como el trasfondo, social, político, económico, de una Argentina derrumbada y asfixiada por la crisis del "Corralito". Esto es un murmullo constante, y que retumba por entre las entrevistas, las pesquisas o las reconstrucciones. El caso de María Marta García Belsunce, perteneciente a la clase acomodada, asesinada en su propia casa situada en un lujoso resort, no habría dado para cuatro intensos episodios, por mucho que el caso, con multitud de idas y venidas, puntos oscuros y falsas apariencias, sea más que curioso. En cada entrevista y declaración hay un pulso a nuestra conciencia, la que por un lado clama justicia, mientras alude a ese mantra tan peligroso de "la justicia no es igual para todos". Casi 20 años después de los hechos, aún casi no se sabe nada, o se sabe sólo lo que se quiere saber; ha habido acusados, después absueltos, y absueltos que luego son acusados. Y, lográndolo sólo a medias, el documental parece implorarnos por nuestro propio juicio, preguntarnos acerca de qué diablos era ese ruido de fondo, o si tenemos la respuesta definitiva para saber cuándo se está haciendo verdadera justicia.
Se ve de un tirón, pese a sus muchas trampas "climatológicas". Netflix en estado puro, para ver, disfrutar y seguir a otra cosa.
Saludos.
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