domingo, 11 de agosto de 2019

Rincón del freak #366: La imbecilidad a través de las generaciones



Me he topado por casualidad con TAXIDERMIA, la polémica película del húngaro György Pálfi, que fue la gran sensación del festival de Sitges'06, dividiendo al público de tal manera que no hubo nadie indiferente, tan sólo quienes la odiaban con todas sus ganas y quienes la encumbraban como una obra maestra de la escatología. Y, la verdad, después de verla me quedo con una tibia reflexión: Qué difícil debe ser intentar ser Béla Tarr sin parecer Béla Tarr. Lo digo porque las imágenes de Pálfi contienen una expresividad notable, pero lamentablemente todo queda ahí, en una sucesión de puñetazos visuales que terminan por agotar, por incesantes, pero también por un mal gusto excesivamente rebuscado. Como si de un rápido vistazo a tres generaciones se tratara, se nos cuenta (o eso creo) una especie de enfermedad congénita, casi una maldición, proveniente del primer progenitor, un imbécil de labio leporino que pasa el crudo invierno como supuesto protector de una granja en mitad de la WWII. Entre pajas flamígeras y fantasías con un par de doncellitas, logra beneficiarse a una oronda carnicera de cuya unión nace el que será campeón mundial de comer... (sí, comer, pero a lo bestia). Y de la yunta de éste con su homónima femenina llegaremos al taxidermista del título, que es flacucho y vive entre cuidar los 400 kilos de su anciano padre y tirarle los tejos a una cajera que lo ignora. Y poco más, excepto prevenirles de la sinfonía de vómitos, eyaculaciones, flatulencias y desmembramientos que, no sé cómo, se llegan a vislumbrar como una especie de obra de arte macabra, como la que cierra un film que no es malo, pero sí muy raro, de verdad.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!