viernes, 18 de diciembre de 2015
Una vida en compartimentos
CARAVAGGIO, "el Caravaggio" de Derek Jarman, es una película que ha quedado irremisiblemente antigua. A fuerza de querer ser moderna, rompedora, carismática, de imponer un lenguaje irreverente y anacrónico, cae en su propia trampa, y la debilidad de su discurso queda plasmado en una constante indefinición biográfica, que nos hubiese dado igual haber asistido a las ensoñaciones (bastante queer, por cierto) de un pintor barroco o a los desvaríos de un rockero galardonado con un subidón de anfetas. De todas formas, así era el cine de Jarman, y el que no lo sepa es mejor que se informe antes; era, fue, un cineasta demasiado consciente de sí mismo, de su circunstancia y militancia, como para ensayar cualquier otra cosa que no se ajustara a sus principios éticos y estéticos. Este CARAVAGGIO es, cómo decirlo... enternecedoramente subversivo, como ese amigo que lanza solitarias invectivas desde su habitual rincón de discordia, sin que nadie le preste mucha atención, por supuesto. Jarman ha sido mucho más llevadero cuando disparaba su surreal sentido del humor (el mejor ejemplo, en WITTGENSTEIN) y mezclaba los géneros con habilidad para conjugar su cóctel de irreverencia. Aquí se ve lastrado por una gravedad pictórica que, por ejemplo, el propio Caravaggio rehuyó en sus obras, capaces de plasmar lo terrible y lo jocoso con sencilla naturalidad. Tiene, es cierto, un puñado de interpretaciones interesantes, aunque en exceso estáticas; y junto a aquel olvidado Nigel Terry (sí, el Rey Arturo...), que falleció súbitamente en Abril de este mismo año, Jarman nos descubrió a dos actores muy diferentes entre sí, como el icónico Sean Bean y la portentosa y magnética Tilda Swinton, que iniciaba aquí una larga y fructífera colaboración con el cineasta. No aprenderán mucho sobre Caravaggio, ni sobre su arte, pero hay torsos masculinos lampiños por doquier, y manzanas, y curas con anillos, y camionetas...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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