domingo, 13 de diciembre de 2015
Rincón del freak #216: Juventud, divino (e inconsciente) tesoro
Reconozco de antemano que prácticamente todas las películas que han aparecido en el blog esta semana, con el pretexto del inquietante vocablo "creep", podrían haber tenido su huequecito en la sección dominical, aunque no he tenido más remedio que decantarme por NIGHT OF THE CREEPS, una de esas rarezas que algunos recuerdan ávidamente mientras otros, la mayoría, ni siquiera saben que existía. Esta es una gozosa aproximación al cine de serie B más puro y cutre, con la particularidad de que fue hecha en 1986 y por un joven de apenas 26 años, Fred Dekker, que luego no hizo nada digno de mención. El principio es un disloque, con unos extraterrestres de gomaespuma enzarzados en una lucha con rayos láser; uno de ellos lanza un extraño objeto que cae en la Tierra; estamos en unos años cincuenta que Dekker recrea en blanco y negro, y que luego engarzará hábilmente con aquellos años ochenta para contarnos cómo unas pequeñas babosas espaciales salieron entonces de aquel objeto para meterse en los cerebros de gente muerta y convertirlos en zombis. Hasta ahí es verdad que cosas similares hemos visto a montones, pero lo cierto es que NIGHT OF THE CREEPS ha aguantado muy bien el paso del tiempo porque no se toma en serio a sí misma y se sirve de su sentido del humor, tan tontorrón como irónico, para intentar "ambarizar" un momento concreto, que no es sólo el del relato de ciencia ficción terrorífica, sino que corresponde a esos últimos momentos de juventud, cuando la vida se reducía a ligar con una chica en una fiesta y salir de juerga. A lo mejor, si hubiese prescindido del género, podría haber tenido algo que ver con AMERICAN GRAFFITI... Sí, ya sé que estoy exagerando, pero... ¿qué más da a estas alturas?... Ideal para un Domingo aburrido como éste tras una cena de empresa aún más aburrida en la que asistí atónito a una persecución correa en mano... Y no estoy seguro de que se nos colase alguna babosa espacial por allí. En fin...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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