domingo, 20 de diciembre de 2015
Rincón del freak #217: Enfermizas fijaciones y trajes de marineritas
La primera vez tiene su gracia. La segunda ya hastía un poco. Pero si vuelves a ver una película en la que hay un montón de jovencitas niponas, ataviadas con ese horroroso uniforme escolar, y a las que el sádico director de turno, saciando los intereses de su sádico público masculino, procede a decapitar a lo bestia, adornando el encuadre con profusos chorros carmesí... Hombre, pues entonces empieza uno a pensar ya que en Japón, según a qué pirado nos refiramos, a lo mejor lo de las cuatro o cinco películas por año no es por una actividad frenética y estajanovista de unos "creadores" que no pueden parar de producir ideas, sino que hay tres o cuatro cosillas que se van pasando unos a otros... ¿Lo han pensado también?... Sí, eso es: como en el porno. Porque el exceso sin medida deriva peligrosamente hacia la pornografía involuntaria, y si no hace mucho fui sorprendentemente condescendiente con otro trabajo reciente del prolífico Sion Sono, lo que ofrece en RIARU ONIGOKKO (estrenada en Europa con un germánico TAG) es un adiposo montante de soez indiferencia hacia la coherencia. No hay monstruos ni zombis ni nada, no hace falta más que el viento levantando hojas, que es más barato, así el dinero se emplea en lo que de verdad importa: un montón de maniquíes decapitados, sangre acrílica a borbotones y la protagonista enseñando las braguitas mientras corre despavorida de sueño en sueño.
He leído alguna reseña en la que rendidos fans de este inmundo género apuntaba, tras el desopilante visionado en Sitges, que se trata de un sesudo tratado... (atención, planeta Tierra)... ¡Feminista!... Yo es que tengo que estar muy viejo, de verdad...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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