sábado, 19 de octubre de 2013
Vida prócer: El cine de Hong Sang-soo #15
Una terrible (por lo cutre) versión ¡en teléfono móvil! de la 7ª Sinfonía de Beethoven supone el rasgo central de la (pen)última película (mientras escribo esto ya se ha estrenado otra...) de Hong Sang-soo, NOBODY'S DAUGHTER HAEWON. Lo es emocionalmente junto a una solitaria fortaleza militar convertida en atracción turística y que es testigo de los encuentros y desencuentros de la improbable pareja formada por la joven estudiante Haewon, una meliflua eterna indecisa acerca de qué quiere y cómo lo quiere, y el típico gilipollas "hongsangsooniano", un petimetre que sólo puede jactarse de dirigir alguna que otra película. Esto queda de manifiesto en dos de las mejores escenas del film justo al comienzo, cuando se comporta como una idiota adolescente al pedirle un autógrafo a Jane Birkin (haciendo de Jane Birkin) y ésta le dice que se parece a su hija... ¿? Y luego cuando no sabe ni qué decirle a su madre, que se va al día siguiente a Canadá tras una visita a su pobre hijita. Con menos soju y menos cigarrillos de costumbre (en la fortaleza no se puede fumar), encontramos aquí a un Hong Sang-soo más equilibrado, menos predispuesto a los vericuetos intrincados y con una visión mucho más melancólica, como si estuviese constantemente apiadándose de lo intrascendentes que son la vida y los problemas de estos desorientados insatisfechos crónicos. Como si fuese lo peor del mundo, inventan una mentira que no se cree nadie cuando se encuentran por casualidad a un grupo de alumnos del director, que como no puede ser de otra manera también es profesor. Lo verdaderamente alucinante del cine del director coreano es esa capacidad para insuflar asombro desde un paraje desolado y banal hasta la náusea; un intérprete que nos muestra lo extraña que puede llegar a ser la cotidianidad y lo poco que solemos poder ofrecer a otras personas, precisamente porque nunca nos miramos a nosotros mismos desde fuera. Una (otra) gran pequeña película que debemos sumar a la incesante actividad de su director; fue a Berlín, dejó boquiabierto al jurado y no ganó absolutamente nada. Eso lo explica todo.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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