sábado, 12 de octubre de 2013
J. R. R. #4
... y a Jackson no se le pasó la fiebre... Como era de esperar, por otra parte, así que se embarcó en la adaptación de aquel primigenio libro, verdadero germen de THE LORD OF THE RINGS, que no es otro que THE HOBBIT. A primera vista, AN UNEXPECTED JOURNEY, la primera de las tres partes (la segunda llegará estas Navidades y la tercera en las siguientes), puede parecer más sencilla que sus predecesoras, menos ambiciosa y un poco más relajada si se prefiere. No importa, porque el entretenimiento está asegurado, las técnicas digitales más perfeccionadas y el engranaje bien engrasado; no podemos, por tanto, más que esperar lo mejor para lo que está por venir.
La película en sí es un artefacto de dimensiones bien calculadas, con un argumento cristalino y (casi) todo el peso en los hombros de un excelente actor, el británico Martin Freeman, que me parece el más acertado Hobbit que he visto hasta ahora, y es que los Hobbits no son más que una representación más o menos arcáica de esos campechanos y borrachines irlandeses de fino sentido del humor y gran humanidad, y no una suerte de esquizoides universitarios californianos... Vale, porque Freeman insufla a su Bilbo Bolsón de gran elasticidad conceptual, ni un tontito ni un falso héroe, sino un simple Hobbit que, embaucado por un Gandalf demasiado achacoso (la edad no perdona ni a Ian McKellen), verá su casita literalmente asaltada por una docena (+1) de Enanos liderados por el orgulloso heredero del trono de Erebor, Thorin, con la intención de que les acompañe hasta su reino, situado en la Montaña Solitaria, donde desde hace años mora el temible dragón Smaug, que se apoderó del inmenso tesoro de los Enanos y expulsó a sus habitantes. Lo que seguirá es bastante similar a lo narrado, por ejemplo, en THE FELLOWSHIP OF THE RING, con la partida de los quince expedicionarios que tendrán tiempo de acabar en la cazuela de tres Trolls (como nos contaba el propio Bilbo muchos años después), "visitar" el reino subterráneo de los Trasgos y escapar milagrosamente del ataque de Azog, el gran Orco blanco, cuyo brazo amputado es un recuerdo de su épico enfrentamiento con Thorin. Aunque quizá lo más relevante de esta primera parte (en términos argumentales) sea el tremebundo encuentro de Bilbo con un Gollum aún más real que el que habíamos visto, zanjando la explicación sobre cómo obtuvo realmente el Anillo Único.
En suma, es bastante injusto valorar esta primera parte sin haber visto aún las otras dos, pero a mí me parece una estupenda película de aventuras; además, me niego a entrar en un debate que me parece baldío, como el que enfrenta la idoneidad del continuismo a la posibilidad de que la trilogía de EL HOBBIT respire un aire distinto al de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS.
Hasta ahí llego...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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