Una regla no escrita nos viene a indicar la tendencia de los directores noveles por refugiarse en el género, sea éste el que sea, con la esperanza de que el dispositivo funcione a los ojos de un público ya predispuesto a encontrar algún estímulo o variante por sí mismo. Esto es así en el caso de MY ANIMAL, presentada en Noves Visions, que parte de una premisa interesante, e incluso su factura técnica tiene cierto empaque, pero que nunca logre imponer un discurso adecuado e inteligible, perdiéndose en la maldita corrección inclusiva, y deviene en un batiburrillo demasiado inocentón. O no sé qué opinarán ustedes de una joven que debe lidiar con la maldición de convertirse en lobo con la luna llena, mientras encuentra el amor con una patinadora recién llegada al aburrido pueblo canadiense donde vive. Demasiadas cosas para un ritmo exasperante, que quiere ser trascendente y sólo es somnífero; en mi opinión habría dado para una comedia surreal, pero no hay risas aquí, tan sólo un debut con algunas ideas interesantes, pero prácticamente nada más.
Saludos.
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