En Noves Visions también se pudo ver RAGING GRACE, ejemplo más bien fallido de cómo las texturas de la globalización se han ido adueñando del relato clásico de género, dando como resultado propuestas exóticas pero a menudo difíciles de conciliar. En este caso, se nos cuenta la historia de Joy, una joven filipina que lucha por sacar adelante a su pequeña Grace, mientras se abre camino en trabajos de asistenta en condiciones discutibles. Al llegar a una mansión, propiedad de un ricachón que se encuentra postrado, descubre, además de a la despótica sobrina de éste, una serie de pistas que se van tornando cada vez más macabras, y que curiosamente tienen una inesperada raíz en su país de origen. El director, debutante, acierta durante la mayor parte del metraje, mientras la trama se mantiene opaca y sólo intuimos por dónde podría derivar, que es hacia un relato de terror demasiado tibio y predecible, culminando en un final repleto de tópicos, por lo que la supuesta novedad étnica parece apenas un señuelo para encontrar ese exotismo a falta de argumentos más potentes.
Tiene un par de momentos inquietantes, y muy poco más.
Saludos.
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