¿Puede una pistola tener 39 balas? Sí, en el universo imaginado por Lucio Fulci. Necesitamos ciegos: tenemos lentillas de verde pantanoso. El guion no es lógico, y así debe ser. Un personaje está vivo, y al segundo siguiente ya no. Los rostros... Los rostros son un problema, así que desfigurémoslos. Nos sirven ganchos, cadenas, disparos, cuchillos, agujas de punto, cristales, ácido o arañas. Sí, arañas arrancando tejido facial... Todo bien en THE BEYOND, aunque a mí me gusta más el original, E TU VIVRAI NEL TERRORE!... L'ALDILÀ, que es un título para una cosa como ésta. Una cosa, debo recordar, ampliamente reivindicada desde los 40 años que han pasado de su estreno, en un 1981 que sembró espectadores turulatos ante esta rareza inclasificable, a medio camino del horror onírico y el ensamblaje de restos de saldo. Hay una casa en Louisiana, cuyo sótano es la puerta al infierno; y en el estupendo arranque, unos lugareños con antorchas torturan y masacran a un pintor que allí vive, y que está dedicado a una única obra, una alegoría sobre la "tierra de los muertos". Eso lo suponemos pretérito, pero el presente llega bruscamente, y presenta a la protagonista (la mítica Catriona MacColl), una joven que acaba de heredar dicho hotel. A partir de ahí, Fulci desencadenado, tirando gente de los andamios, usando polvos de talco y salsa de tomate, con fondo sonoro estreñido y destrozando toda facialidad que por allí asome. Ahora bien, esta sí que es tan mala que es buena, y sus soluciones formales son tan audaces como imitadas. Por todo ello, hay que verla, por eso y por un desenlace que es lo más cerca que el gore ha estado de ser considerado ligeramente intelectual...
Saludos.
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