"Ford las tiene mejores", es el lema más probable para acompañar un film como THE FUGITIVE, de 1947. Una película que se relame en el motivo religioso, incapaz de distanciarse de la crítica intrínseca que contenía la novela original de Graham Greene, y con un guion tan deslavazado (y nada menos que de Dudley Nichols), que a ratos parece un experimento expresionista (gracias a la tenebrista fotografía de Gabriel Figueroa) o una broma para ver a Henry Fonda haciendo de cura mexicano, aunque me da que el proyecto pertenecía a Emilio Fernández, a la sazón productor ejecutivo. La historia nos lleva hasta un país indeterminado de Sudamérica (porque no se dice, pero es México), donde un sacerdote huye del gobierno recién instaurado, revolucionario y anticlerical. En un momento dado conoce a una mujer (una bellísima Dolores del Rio), que le ayuda a conseguir un billete para marcharse en barco, pero (en una escena particularmente incomprensible) su deber como sacerdote le impide irse, y a partir de ahí comienza un calvario que lo llevará incluso a ser detenido. Paralelamente, hay dos personajes más que supuestamente deben reforzar cada decisión del cura: el jefe de policía (Pero Armendariz) y otro fugitivo (Ward Bond), que huye tras haber cometido un asesinato. El problema, insisto, es que toda verosimilitud queda disuelta una vez el guion intenta hacer interactuar todos estos elementos, y lo que queda es una película interesante sólo porque la dirige John Ford y por algunos momentos de gran belleza visual, lo que no es suficiente como para hablar demasiado bien de ella.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario