Al hilo de la película de ayer, me acordé de un título bastante olvidado, pero que causó algún que otro revuelo a finales de los setenta. En plena euforia tras el éxito de CARRIE, Brian De Palma andaba tras otro guion que le permitiese cualquier posibilidad formal que se le pasara por la cabeza, y terminó rodando THE FURY, probablemente una de las películas más exageradas (en el más amplio sentido del término) de la historia del cine. Es casi imposible atribuirle un género a esta mezacla de policíaco, espionaje, ciencia ficción y terror, y es el propio De Palma, apoyado por el guion de John Farris (que adaptaba su propia novela), quien enmaraña cada munto de esta extrañísima oda al "porque sí". Una desquiciada odisea acerca de dos jóvenes con poderes extrasensoriales, que en mi opinión no son más que un vehículo ideal para que el director empiece a destrozar cuerpos, reventar cosas y usar la cámara lenta en una de las secuencias más complicadas de defender que he visto nunca; aquella de la persecución de la chica, narrada nada menos que desde cuatro puntos de vista, y con la permanente sensación de que o estás viendo una genialidad o te están tomando el pelo. Con un reparto tan descompensado como estelar (Kirk Douglas, John Cassavetes o Amy Irving), la impresión general es que los actores se vieron un rato nada más, y que el montaje lo estaba haciendo algien con poca idea del oficio. Y eso que tiene algunas escenas impactantes (más exactamente entre lo sublime y lo ridículo), como la de la feria, la ya mencionada persecución o el final, inesperado por abrupto y prácticamente integrando al film en el gore extremo. Incluso todo este cúmulo de circunstancias es capaz de enterrar literalmente la excepcional banda sonora compuesta por John Williams, y que merece la pena escucharse al margen de la película. Una extravagancia que hoy día parece imposible de rodar, no al menos con tantas licencias, y que supuso el primer gran encontronazo de De Palma con la crítica y el público, algo que se ha demostrado que le importa un carajo, por supuesto...
Saludos.
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