Me descubro ante BORAT SUBSEQUENT MOVIEFILM: DELIVERY OF PRODIGIOUS BRIBE TO AMERICAN REGIME FOR MAKE BENEFIT ONCE GLORIOUS NATION OF KAZAKHSTAN (es la primera y última vez que lo escribo, lo prometo), y lo digo sinceramente, sin dobleces. Y aquí hay muchas. Y reconozco que BORAT (la primera) me gustó a cachos, y que no logré encontrarle la maldita gracia más allá del burdo chiste escatológico. Esto es otra cosa. El binomio formado por Sacha Baron Cohen y Jason Woliner (curtido en algunas de las mejores comedias americanas) se retroalimenta con naturalidad, formando un tándem que moldea a las mil maravillas un guion más complejo de lo que parece, y escrito nada menos que a ocho manos. Podría parecer oportunismo, podría parecer la parodia de la parodia (que ya es rizar el rizo), o estimar que la vida real de un personaje se extiende siempre más allá de sus límites formales. Baron Cohen va mucho más allá en una película, si se quiere, más tosca, menos estilizada, pero esto le sirve para no detenerse en la mofa y seguir horadando hasta el hueso, donde más duele. De hecho, la introducción del personaje de su hija adolescente parece dos cosas: una anécdota al principio y el típico recurso de buddy movie después. Nada de eso, porque la actriz búlgara (atención a este nombre) Maria Bakalova le coge el aire a su personaje y al propio Baron Cohen, al que llega a robarle casi todo el protagonismo. De acuerdo, es Borat, y volveremos a tener los chistes políticamente incorrectísimos, pero hay un plan oculto que se va desenredando con gran pericia, y que comienza con Borat presentándose en un mitin de Mike Pence disfrazado de Trump, para ofrecerle a su hija como regalo. En esta tremenda escena ya se intuye el giro del film, convirtiendo cada broma en un oxímoron, y desenmascarando a quien se le presenta con un artefacto muy simple: nadie le mentiría a un idiota. Y aún hay una escena, ya casi al final, que me resisto a desvelarles, aunque supongo que muchos de ustedes ya habrán oído algo acerca de la polémica que desató, y que tenía como protagonista nada menos que a Rudy Giuliani. En definitiva, todo un ejemplo de cómo se puede contar cualquier cosa de cualquier manera y salir más que airoso, tan sólo hay que tener de verdad algo tangible que contar y manejarlo en la dirección correcta.
De lo mejor del año, sin ninguna duda.
Saludos.
PD: Y además queda desvelado el origen del Covid-19...
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