THE HUNT FOR RED OCTOBER contiene ese inconfundible aroma a "éxito porque sí". Nada podía fallar, desde el masivo best seller de Tom Clancy, el valor seguro de John McTiernan, o un reparto estelar, en el que todo el mundo está más que correcto, pero donde la presencia de Sean Connery se eleva de manera majestuosa, encarnando a ese capitán de submarino soviético, devenido en icono inmortal. La película es lo que es, un thriller de espionaje llevado hasta las profundas aguas del Atlántico, donde un gigantesco submarino (el "Red October" del título) se dirige desde la Unión Soviética hacia Estados Unidos, sin que la agencia de inteligencia americana sepa discernir con exactitud si se trata de un ataque o una huida. Tampoco se desvela qué trama el capitán Ramius junto a su segundo (también magnífico Sam Neill), lo que queda plasmado en una estupenda secuencia que no desvelaré, aunque termina con Ramius poseyendo las dos llaves que dan acceso al armamento del "Octubre Rojo". La película es grande, en el más amplio sentido de la palabra, y se abre con gloriosos planos de este monstruo de las profundidades sucando la superficie, mientras Connery otea el horizonte y suena de fondo la maravillosa música del gran Basil Poledouris. Es decir, cine superlativo, orgánicamente desmesurado, y con el único pero de que todos sabemos (lo sabemos ahora) que Harrison Ford se come con patatas a Alec Baldwin. Sirva para continuar honrando la memoria de Sir Sean Connery, por supuesto...
Saludos.
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