lunes, 15 de abril de 2019

Celos del enemigo



Hay ocasiones en las que el valor intrínseco de una película depende casi enteramente del trabajo de un actor, de cómo la historia entera se modula y adecua en torno suyo, de su personaje, y de cómo este actor hace no ya el personaje, sino todo el film, una extensión inagotable de su trabajo. Es el caso inequívoco de LOS PERROS, segundo largometraje de ficción de la chilena Marcela Said, que concurría a los Goya en el apartado de mejor película iberoamericana y que ha llegado a nuestras pantallas con dos inexplicables años de retraso, ustedes saben. Y LOS PERROS no se entiende sin el visceral y acuchillante trabajo de la actriz Antonia Zegers, una de esas presencias rotundamente magnéticas que uno no sabe muy bien cuándo y cómo surgieron, pero que enriquecen guiones menos originales de lo que pretenden abarcar, como es el caso. Durante toda la película, la cámara de Said no se despega del rostro de Zegers, que da vida a Mariana, una mujer de clase acomodada que, por este orden, se aburre soberanamente en un matrimonio soberanamente aburrido; se somete a un tratamiento de fertilidad sin ningún entusiasmo; desarrolla una enfermiza atracción por su profesor de equitación, un antiguo militar del régimen de Pinochet que espera una severa condena por unos crímenes que atisbamos pero no nos son revelados; y descubre que su propio padre, un influyente hombre de negocios, se dedicaba a colaborar con el régimen, aunque nunca ha pagado por nada. Mariana es una personalidad simple y compleja al mismo tiempo, una mujer que quiere saber pero no quiere saber la verdad si ésta no es la que esperaba. Una especie de niña grande, a la que la directora y guionista no trata condescendientemente y que bien podría ser el paradigma encarnado de esa importante fracción de la sociedad chilena, acogotada por una libertad que no sabe gestionar, quizá añorante de viejas esclavitudes. En realidad, Mariana es una embaucadora y una embaucada, una hija de puta a la que sólo querremos meterle mano, precisamente por lo hija de puta que es. Supongo que queda claro...
Maravillosa Zegers, la película... bueno, Said no es Lucrecia Martel, por mucho que se lo proponga...
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!