viernes, 12 de abril de 2019

Después de tantos años



Isaki Lacuesta filma, 12 años después, uno de esos raros milagros que se dan en cine. Como una herida abierta, ENTRE DOS AGUAS se desangra ante nuestros ojos mientras hiere. Sal en la llaga y lágrimas que corren por la verdad de las mejillas curtidas. Isra que sale de la cárcel, pero su mujer no se fía de él, no le permite estar en casa con sus tres niñas. Cheíto que hace pan en un barco del ejército y rumia un periplo de seis meses a Somalia para sacar un último dinero y montar una panadería. Isra que se come la vida demasiado rápido, que no dura en nada, que volverá a traficar. Esto sí es Cádiz y esto sí es España en el nuevo milenio. Esto es la miseria y las barracas, y la felicidad del que sólo necesita un chapuzón y vender un poco de chatarra. Esta Cái no sale en los absurdos programas de autopromoción de un país que huele a madre ausente y a chanquetes pudriéndose, por eso es tan necesario ver este pequeño milagro, no vaya a ser que tengamos que esperar otros doce años.
De las mejores películas españolas de lo que llevamos de milenio, aunque los de la academia siguen sin enterarse de qué rincones iluminar. Menos mal que siempre nos quedará San Sebastián...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!