jueves, 4 de abril de 2019
La aristocracia de la indefinición
El cine de Barry Jenkins te puede gustar o no, pero es indudable que el tipo tiene estilo. Se puede morir de estilo, igual que se puede morir de éxito, El problema del orgasmo continuado es que insensibiliza y rasguña los tiempos del relato hasta sumirlo en una plácida y peligrosa indiferencia. He leído a James Baldwin, un autor cuya prosa, generosa y flexible, anticipaba lo que Jenkins está intentando hacer con una cámara, pero no hay rastro aquí del serpenteo asomático por entre unos personajes que necesitan continuamente de la interactuación para proponerse al espectador. Dos horas necesita Jenkins para contar una única cosa, por lo que IF BEALE STREET COULD TALK se queda en un ejercicio de estilo magnífico, virtuoso, pero que hace aparecer y desaparecer personajes impúdicamente y abrazar un tono teatral para abandonarlo inmediatamente por otro más lírico, apoyado en miradas y texturas cromáticas. No sé, no me epata este cine, me queda como muy lejos de donde quiero que me lleve una película, y aunque respeto sus premisas soy incapaz de ver más allá de la sensación de haberlo visto antes y mejor hecho. Bueno, Guediguian lo hizo antes y mejor...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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