miércoles, 31 de enero de 2018
Puestos fronterizos
Hoy me apetecía arontar un western, uno pequeñito, aunque estuviese dirigido por un grandísimo maestro. GUN FURY pasó por aquel 1953 sin pena ni gloria, pero, quizá sin saberlo, adelantaba algunas cosas que tienen su propio interés. Primero, un primitivo uso del 3D, ceñido a algunas escenas que rozan lo cómico, como el lanzamiento de objetos de una despechada señora, y que parece más una imposición de la productora que un recurso estilístico. Por lo demás, y teniendo en cuenta sus escasos 80 minutos, el film tiene un arranque bien construido y repleto de brío dialéctico, con constantes guiños a LA DILIGENCIA y un puñado de actores, que en su irregularidad, mantienen el tono. Y eso que no es un incipiente Rock Hudson quien acapara el protagonismo, sino más bien su compañera, la siempre correcta Donna Reed, aquí en el papel de su prometida, y a la que le pasan mil avatares. Ella se dirige a encontrarse con él, pero en la diligencia viajan dos ladrones, que además de robar el botín de un comerciante disparan al novio y raptan a la novia. Sin embargo, las desavenencias en el grupo de malhechores dejará un resquicio abierto, con lo que los captores pasarán a sr perseguidos. Completaban el reparto algunos ilustres secundarios, como Phil Carey o Leo Gordon, además de otro grande que comenzaba a despuntar en pequeños papeles, el inmenso Lee Marvin. Un coqueto divertimento, delicioso para los incondicionales del género y que salva sin problemas alguna que otra aburrida tarde de invierno.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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