sábado, 27 de enero de 2018

Cuando la poesía coge las riendas



Ha llegado a mis manos una absoluta maravilla, que hasta ahora desconocía por completo y que me ha dejado anonadado. Una de esas "rarezas", tesoros que permanecen escondidos hasta que fruto de una casualidad emergen para quedarse para siempre. LE ROI ET L'OISEAU adapta muy libremente la fábula clásica de Hans Christian Andersen para construir una certera y mordaz crítica hacia los regímenes totalitarios. Bucear en la biografía de su creador, Paul Grimault, es toda una experiencia. Grimault, que empezó a hacer animación ¡en 1931!, realizó este largometraje cuando ya contaba con 74 años, aunque lo justo sería indicar que era la autoadaptación que completaba el film que Grimault nunca pudo terminar del todo en 1952, LA BÈRGERE ET LE RAMONEUR. La historia nos habla del extraño reino de Taquicardia, donde todo gira alrededor de la cuestionable figura del Rey Carlos V+3 son 8, y 8 son 16 (el nombre es genial); bizco, patizambo y secretamente enamorado de la pastorcilla que aparece en un cuadro de su propiedad... aunque todo allí es de su propiedad. La metáfora comienza tras la resurrección de los cuadros mientras el rey duerme. La pastorcilla está enamorada de un humilde deshollinador, pero los observa el retrato del rey, debidamente remodelado para que no se le noten las faltas. El rey despierta y es eliminado por su retrato, que perseguirá sin descanso a la pareja, que es ayudada por un pájaro que literalmente se las sabe todas.
El gran poeta Jacques Prévert fue el autor del guion, y se nota especialmente en cómo usa una fábula aparentemente infantil para lanzar una fuerte crítica hacia los infelices con poder, que precisamente por poseerlo todo no tienen nada que valga la pena. El final, con el poderoso robot de guerra sentado sobre las ruinas del reino, meditando sobre qué es ser libre, es de una potencia filosófica que muy rara vez se encuentra en productos que normalmente van dirigidos hacia el público infantil.
Si tienen la oportunidad de verla junto a sus hijos, háganlo porque no van a arrepentirse.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!