miércoles, 1 de abril de 2015
Vivir es mortal
Algo se debe estar moviendo en Nueva Zelanda. Al menos en lo que concierne a cine fantástico y de terror, de donde siempre salió una interesante cantera de directores; y si el otro día expuse aquí mi sumo aburrimiento con la incoherente HOUSEBOUND, en el otro extremo me atrevo a poner un título que debe ser un clásico instantáneo. WHAT WE DO IN THE SHADOWS es la película de vampiros que le hubiese gustado filmar a Tim Burton, si aún conservara sus impulsos gamberros, claro. A medio camino entre el (ya trillado) falso documental y las sitcoms autoconscientes de última generación (no por casualidad sus creadores firmaron la estimable "Flight of the Choncords"), extrae sus mejores momentos de la falta total de prejuicios y un fresco aire de libertad creativa ¿Qué haríamos nosotros con un guion que propone el día a día de un grupo de vampiros que oscilan entre los doscientos y los ochocientos años de edad y que comparten piso? Exacto: reírnos. Y si Jarmusch daba una penúltima vuelta de tuerca al mito vampírico mediante la reflexión filosófica sobre la naturaleza del no-muerto, Waititi y Clement los enclavan en un espacio utilitariamente nerd; porque de estos hemos visto muchos últimamente, pero hay pocas cosas más nerd que un vampiro que se queja de las inconveniencias de no poder compatibilizarse con los humanos. Es un fastidio no entrar a una discoteca hasta que al portero no le dé por invitarte; tus amistades duran poco, porque tienes que comértelas; o, evidentemente, la dificultad de ir a la moda para no desentonar.
Momento cumbre: el encuentro con los hombres lobo. He visto pocas cosas este año que me hayan hecho reír tanto...
Y además dura menos de hora y media. Magnífica. Un clásico.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Es que este tío ya lo había hecho muy bien en Boy, en un registro totalmente diferente.
Esta es una de mis favoritas del año pasado y, desde luego, recomendabilísima.
Contiene algunos momentos beborables, desde luego que sí.
Yo me reí un rato...
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