viernes, 10 de abril de 2015
Teoría del movimiento
En detrimento de FRANCES HA, diremos que ya lo habíamos visto, que la forma supera con mucho al fondo, o que el mensaje último deja un regusto incompleto a desambiguación ortopédica, que ayuda a caminar a su hiposo guion pero le corta el camino justo en un desenlace que se antoja, cuanto menos, previsible. FRANCES HA parece tener mucho más de Greta Gerwig que de Noah Baumbach, un director que se sigue buscando a sí mismo, desgraciadamente no en sí mismo, sino en otros. Por aquí deambulan Woody Allen (pero por supuestísimo), Truffaut, el primer Schlesinger y, casi omnipresente, Hong Sang-soo, que ya empieza a hacer notar su amplia influencia en el panorama internacional. Todo ello es un film mil veces ensayado, corregido, aumentado, encogido, concebido como una oda a la amistad y al amor más allá de correspondencias inútiles; corvamente, mira a su alrededor sin rencor ni descaro, solamente con una pizca de heart attack, más diáfano y descreído, y con mucha menos melancolía de la que cabría presuponerle. Lo mejor de FRANCES HA es, simplemente, que se ha hecho, que da buena cuenta de la ecuación infalible según la cual un actor deja de aparecer como tal y consigue el milagro de corporeizarse ante nuestros ojos como una persona. Resumiendo: lo bueno es su cine, desparramado a cada minuto; lo malo, la insistencia con la que nos tocan el hombro.
Cada uno que saque sus conclusiones. A mí me parece una buena película.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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