miércoles, 11 de febrero de 2015

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De MAGICAL GIRL y los Goya sólo voy a decir dos cosas: que fue ninguneada y que José Sacristán se merecía ganar.
Vale. La Academia cubrió su cuota de "cine independiente" (como si aquí hubiera otro) y a Carlos Vermut se le escapó una señal de la cruz tan iconoclasta como lo es esta extraordinaria película, en absoluto perfecta, sino algo mucho mejor, que es una película inesperada. Y eso que muchos ya veníamos avisados desde DIAMOND FLASH, su deslumbrante debut. Y si aquello era un devoto homenaje al speak cinema en clave minimalista, la segunda prueba, la más difícil, la solventa el director madrileño por la vía del western fordiano. Esto es: yo no cuento nada, yo lo que hago es desarrollar a los personajes, hacerlos interactuar, que fluya la vida, que un piano cayendo de una terraza suene tan afinado como un baile de salón, o que sea usted, querido y admirado espectador, quien de verdad sonsaque la esencia de esta historia en la que todos pierden.
Hay salones en MAGICAL GIRL como hay habitaciones, los espacios únicos, con el impagable apoyo visual de Santiago Racaj, se desvelan como contenedores de pasiones, son sitios en los que los personajes deben pensar y tomar decisiones; cada decisión tendrá consecuencias inevitables, es un sino que se despliega con naturalidad ovillada, que demanda paciencia y dedicación, pero que ofrece su recompensa final con una gran generosidad. Nadie es el gran protagonista de este combate dialéctico, pero se me ocurre que tampoco hay secundarios, que el tríptico Luis-Bárbara-Damián obedece a una orden superior, con la mística ocultista, por ejemplo, con la que Vermut imbrica el motivo taurino, elevándolo al grado de secta diabólica. Ese interminable trasiego luz-oscuridad, cómo se ven atraídos los personajes tanto por un lado como por otro, conforma el tejido de un film fascinante, sí, e hipnótico, también, pero que me hace dudar como toda gran obra, y me hace temblar de emoción pensando en qué diablos puede llegar a hacer Carlos Vermut con ese talento que parece no tener límites... porque él no se los autoimpone innecesariamente.
Los últimos veinte minutos de Sacristán son para verlos una y otra vez y ponérselos a esa cosa llamada Dani Rovira...
Saludos.

5 comentarios:

Cinemagnific dijo...

Me encantó "Diamond Flash" (por cierto que la descubrí gracias a ti) y se me perdió en la cinemateca de Málaga "Magical Girl" (duró dos semanas que me pillaron a tope). Ya la veré por Santa Internet, pero me atrae muchísimo y no paro de escuchar maravillas de ella.

dvd dijo...

Impresionante película, en todos los sentidos...

Mister Lombreeze dijo...

Tengo muchas ganas de verla. Gracias a ti descubrí Diamond Flash que es... sí, una obra maestra! jajaja.

dvd dijo...

Tienes que verla, maño, es una ampliación inteligente de aquélla y un prodigio de desarrollo narrativo. Y nada relamida, añado.

Mister Lombreeze dijo...

Yo creo que casi podemos hablar ya de thriller vermutiano... Es uno de los mejores ejemplos cinematográficos que se me ocurren para describir el lado oscuro de los individuos.

Aunque confieso que me ha decepcionado un pelín pero porque croe que repite el planteamiento estilístico y narrativo de Diamond Flash. Pero bueno, que yo no me canso de comer gambas a la plancha.

Lo más sorprendente es que resulta que mi mujer ya es fan del cine de este señor.
Gran película. Lo de los Goya... pues eso.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!