sábado, 14 de febrero de 2015
La dispersión en el sistema
Hacía tiempo que no veía nada de Abel Ferrara, un director que solía gustarme, sobre todo cuando la poderosa plasticidad de sus imágenes tenían un buen guion detrás. Nada o poco de esto ocurre en WELCOME TO NEW YORK, que parece una mera exhibición de atrocidades en clave bufonesca y cuyo mayor (supuesto) logro es darle una patada en el culo al sistema capitalista y los monstruos que ha creado. Uno de ellos fue Dominique Strauss-Kahn, cuya sórdida peripecia es de sobra conocida, casi más como crónica rosa, lo que ha ocultado gran parte de lo que realmente significa que saliera a la luz un abuso de poder por parte de un hombre aparentemente intocable. El problema de WELCOME TO NEW YORK es que no se sabe a dónde quiere ir a parar, si opta por ridiculizar la caída de este despojo humano o verdaderamente Ferrara va a usar su ojo clínico para ahondar en un estado de las cosas deplorable. Así, mientras la primera parte usa muchos de los recursos que ya vimos en BAD LIEUTENANT, la segunda es una tediosa justificación que apenas se apoya en la absurda (y supuesta) afirmación que Gérard Depardieu (a lo mejor interpretándose a sí mismo) escupe a unos periodistas en el arranque: "No me fío de los políticos. Soy una especie de anarquista". Ustedes conocen tan bien como yo los problemas con el fisco del actor... El resto queda a su propia imaginación, claro...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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