viernes, 27 de junio de 2014

Con un poco de azúcar...



Debo ser justo con ONLY LOVERS LEFT ALIVE, la última propuesta de Jim Jarmusch; recién estrenada y avalada por su gran acogida en Cannes y su (justo) premio en Sitges, me parece, me sigue pareciendo, que hay poca gente que entienda de verdad a un cineasta que carga orgullosamente una maldición difícil de perdonar: su absoluta independencia. No recuerdo un solo director de cine norteamericano que lleve tanto tiempo como Jarmusch haciendo las películas que él quiere hacer y mostrar, de paso, que puede obtener cierta relevancia e incluso unas nada desdeñables cifras de taquilla. Los vampiros se llevan, los vampiros venden... pero ésta no es una película "de vampiros", ni en plan CREPÚSCULO ni en plan DRÁCULA; Jarmusch amplía su fondo de exploración ética y vuelve a dar una lección sobre el fin de nuestra civilización, de los valores, de la cultura y, evidentemente, de la humanidad. Sin apocalipsis, sin tsunamis, sin monstruos, pero con un par de testigos eternos, Adam y Eve, que son vampiros desde que los hombres balbuceaban las tonterías que luego empezarían a gritar. Adam y Eve son vampiros y amantes, y a veces tienen que separase para echarse un poco de menos; ella en Tánger, y no es casual, como tampoco lo es que él prefiera la decadente Detroit como reclusión voluntaria. Sí, beben sangre, pero la obtienen de bancos y sólo la de alta calidad, por miedo a contagios; el contagio, la impureza, el hastío que Adam siente por una humanidad empeñada en repetir sus mismos errores, en autodestruirse en lugar de avanzar hacia una posible felicidad. Estos vampiros componen música, se emocionan con la poesía, aman el arte y son como guardianes de todo lo bueno que aún queda en la civilización; la gran preocupación de Jim Jarmusch no es que el público se quede embobado con sus hermosas imágenes, sino que reflexionen sobre lo que están viendo y hagan autocrítica. Y, sí, claro que es como la eterna discusión que no lleva a ningún lado sobre Radio3 o Los 40 Principales, pero yo debo dejar constancia, una vez más, sobre ello, es mi único deber en estas páginas... Y luego están Tilda Swinton y Tom Hiddleston...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!