martes, 24 de junio de 2014
Las secuelas de las secuelas
Uno de los peores tics del cine comercial reciente consiste en la creencia de que una película lo es sólo por el hecho de existir; se concluye que lo importante proviene del receptor (el espectador/consumidor), con la absoluta libertad de elegir su pasarratos momentáneo, y que la calidad técnica (digital) hará el resto, como argamasa recubregrietas. Todo ello está ya tan aceptado que lo difícil es que a alguien le dé por indagar en el porqué de según qué producción. Así, THE HILLS HAVE EYES II, rodada sólo un año después del remake de Aja, no puede existir excepto por dos motivos: el espectáculo técnico, capaz de tapar las dichosas grietas de un guion rutinario y previsible y el avispamiento de Wes Craven, que tiene más talento para oler el dinero que para convertirlo en un producto de calidad. Aquí los créditos dicen que Craven y su hijo, Jonathan, son responsables del guion, y que se cubren las espaldas con Martin Weisz, director alemán responsable de la interesante EL CANÍBAL DE ROTEMBURGO. Dictamen final y lógicamente breve tras ver una película de las de hacer montón: algún día habrá un género llamado "Asesinos en serie funcionarios"... Así de aburrida y previsible es.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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