jueves, 6 de junio de 2013

Vivir en el intento



No habría dos sin tres, ni cine comercial alemán, sin Tom Tykwer, un tipo que parece haberse abonado a la imagen fácil y sobada. De sus rastreros últimos títulos no hablaremos, y sí del que sigue siendo su mejor y más laureado film. LOLA RENNT parece peor de lo que finalmente es, uno de esos subproductos noventeros que se limitaba a seguir la anchísima estela dejada por aquel transatlántico de ideas que fue TRAINSPOTTING; es posible que este frenético e incesante thriller contenga algunas de aquellas instantáneas, pero una vez detenido el encuadre (y vive dios que el propio Tykwer parece ansiarlo en varios puntos álgidos) aflora el enjuto pero poderoso guion ideado por el propio director. El título no es casual, no lo es la elección de una rojiza Franka Potente, cuyo aliento parece no tener fin; así como no es casual su corta duración (75 minutos escasos), que la convierte casi en una especie de episodio piloto fantasma para una serie que nunca existió. Tykwer quiso poner en marcha una bomba de relojería, mostrarnos el reloj, la cuenta atrás, y ello le sirve para hablar, en último término y cuando han cesado los disparos, acerca del tiempo y del amor, de cómo el amor es capaz de pulsar resortes ocultos cuando la vida de la persona querida está en peligro. Está claro que Tom Tykwer, de ser poeta (que no lo es), no pasa de escribir sus frases en bares de diseño, jamás en suntuosos cafés decimonónicos; para esta estupenda película, que cumple sus buenos quince años, le sirvió... el resto, ya lo conocen.
Saludos contrarreloj.


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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!