domingo, 3 de febrero de 2013

Rincón del freak #94: Cocainómanos travestidos con enaguas y monóculos



Y eso que yo, al señor Luc Besson, lo tengo en no poca estima... Y eso que el cómic original de Tardi venía a ser el reverso irreverente de Tintín... Y eso que me cogió en un día tontísimo en el que, con toda seguridad, me hubiesen colado un gol por toda la escuadra... Pero no. Y no, porque el despropósito de Besson es tan rudo, tan claro, tan evidente y tiene tan pocos puntos defendibles... que precisamente comenzaré por ellos. Lo mejor de LES AVENTURES EXTRAORDINAIRES D'ADÈLE BLANC-SEC es que su protagonista, Louise Bourgoin, está muy rica, lo suficiente para anestesiarnos de una puesta en escena que confunde agilidad con hipertensión, y que presenta a sus personajes con la misma rapidez que los despacha, sin darles más desarrollo que la posibilidad de echarles un vistacillo y comentar que qué buenos maquilladores hay en Francia. El vestuario está bien... sobre todo cuando la Bourgoin (siempre por exigencias del cómic) se queda en pelotas... Sale Mathieu Amalric, aunque yo no logré descifrar un solo rasgo suyo... Un pterodáctilo digital... Una momia digital...Y uno tiene dos rarísimas sensaciones después de este empacho de Red Bull visual. Primero, que Besson cayó en las redes de anteponer filigrana a fibra (y Tardi es un dibujante extremadamente fibroso). Y después, y sobre todo, que Louise Bourgoin tiene pinta de que te la podrías cruzar saliendo de un after a las 11 de la mañana, y no de un museo de Historia... He conocido algunas mujeres así en mi vida, y no hubiesen encajado en 1912. Una lástima... ¿o se decía "un despropósito"?...
Saludos arqueológicos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!