sábado, 9 de febrero de 2013
Vida prócer: El cine de Hong Sang-soo #4
Creo firmemente que SAENGHWALUI BALGYEON (LA PUERTA DEL RETORNO) es la primera película verdaderamente notable en la filmografía de Hong Sang-soo; puede que el punto de inflexión que todo director que aspire a la autoría necesita ensayar en algún momento, y no muy tarde. Intensificando el elemento literario, el director coreano filma casi una novela autoconsciente, no ya por su evidente estructura, sino por la regocijante libertad que otorga a sus personajes para presentar sus credenciales y, finalmente, convencernos de que son personas de carne y hueso. En esto, Hong Sang-soo es único, donde uno cree ver la huella de Woody Allen (del bueno) inmediatamente aparece el desgarro de Philippe Garrel, y si sus situaciones, algo atolondradas y en punto de fuga constante parecen apuntar a Truffaut, cada paso dado hacia un lugar nos aleja irremediablemente de otro, lo que nos dejaría en algún sitio inexplorado entre Pialat y (perdonen el sacrilegio) Howard Hawks. Más que risa, uno siente compasión por estos personajes a la deriva, que no logran decidirse por nada concreto, por lo que el factor cómico queda supeditado a un extraño gusto por la crueldad, autoinfligida casi siempre. El protagonista (aquí con mayor presencia y entidad) es un actor de cine al que jamás veremos en nada que se refiera a su trabajo; en lugar de ello, atenderá primero la azarosa llamada de un antiguo conocido y compartirá mesa y cama con una chica que dice admirarle. Todo parece indicar que estamos ante la enésima historia de amor y pasión, pero en el viaje de vuelta a su casa tendrá un inesperado encuentro con una misteriosa chica, lo que hará incluso que cambie el destino de su viaje. Personajes en constante movimiento pero con la mano siempre puesta sobre el freno de mano de sus vidas, unas vidas en absoluto tan ajenas a las nuestras, sólo que esta vez nos hemos detenido a observarlos con detenimiento. Si nos reconocemos aunque sólo sea un poco, entonces Hong Sang-soo está en lo cierto.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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